martes, 12 de agosto de 2008

WOODY ALLEN Y LA PISTOLA DE JABÓN

Woody Allen escribió, actuó y dirigió su primera película en 1969, Take the money and run (Toma el dinero y corre; ó Robó, huyó y lo pescaron). Narrada como si fuera un documental -recurso que brillantemente volvería a utilizar en otra genialidad, Zelig (1983)-, la historia está centrada en la vida de un inepto delicuente, Virgill Starkwell.

De las muchas que hay en el film, una de las escenas más célebres es esta:

En El País del pasado domingo 2 de agosto, en un artículo títulado El rey de las fugas, se habla de Rafael Bueno Latorre, un delincuente español que está en la lista de los más buscados de su país desde hace 24 años, cuando se escapó de la cárcel de alta seguridad de Alcalá-Meco (Madrid), “un fortín de hormigón del que teóricamente era imposible evadirse”.

El sistema utilizado por él y dos cómplices para dejar esa prisión fue vestirse con las ropas de varios guardias y salir camuflados con ellas al aire libre. Claro que para que los funcionarios accedieran a tan oportuna donación, fueron convenientemente persuadidos con dos pistolas, o al menos eso aparentaban los sendos trozos de jabón moldeados y pintados con tinta china que portaban los fugados.

Los compañeros de huida de Bueno Latorre, uno de los cuales había sido pastelero de profesión, ya habían probado un año antes ese irrefutable método, cuando de la cárcel de Carabanchel se fugaron empuñando dos pistolas de yeso pintadas de negro, una de las piezas que, dice el articulista de El País, “mereció en su día el honor de figurar en las vitrinas del Museo Penitenciario” español.

No cuesta mucho ligar ambos episodios con el gag del comienzo.

Ni tampoco con este.

Congruente con todo esto es el caso de un verdadero especialista en fugarse de las cárceles, el francés Michel Vaujour.

El tipo se hizo famoso en 1986, cuando fue recogido desde los techos de la prisión parisina de La Santé por un helicóptero pilotado por su esposa. Vajour había ganado los tejados de la cárcel despues de amedrentar a los guardias con una falsa pistola y una granada, en rigor, un durazno o melocotón pintado.

Por lo que parece, al hombre no lo detenía ningún tipo de cadenas.

Vajour –hoy en libertad, dedicado a escribir guiones de cine, y éxito de ventas por su autobiografía, Ma plus belle évasion (Mi más bella evasión) –, más tarde volvió a ser detenido y volvió a intentar fugarse en un helicóptero pilotado por una mujer, esta vez una estudiante de derecho que había conocido por correspondencia. Aquella vez había sido apresado durante un asalto a un banco.

¿Algo así?

El tiempo ha pasado desde el estreno de aquel film de Woody, pero parece que su influencia sigue sin decaer. A principios de 2006, en la ciudad estadounidense de Omaha, un joven delincuente llamado Raymond Thomas repitió el mismo rito: moldeó una pistola en jabón y la pintó con tinta de bolígrafo. Capturado al poco tiempo, la policía le requisó aquel sucedáneo de arma de fuego, y lo exhibió a la prensa.

Por lo que puede apreciarse, aparenta estar lejos de intimidar. No debe haber pensado lo mismo el guardia que sintió el artilugio en su cabeza y no dudó en abrir la jaula al pájaro.

Hablando de animales, incluso, tal vez, hubiera servido para robar una veterinaria.

En la actualidad, ya se sabe, muchas veces internet hace más fácil la vida.

Y si se duda, ahí están estos dos objetos.

Es posible imaginar algún espacio de publicidad televisiva dedicado a reclusos con ansias de emancipación inmediata. Así, mientras en la banda sonora se alternan Libre, por Nino Bravo, y Free as a bird (Libre como un pájaro), por The Beatles, una voz en off presenta así estos jabones:

“¡Olvídese de dejar su celda hecha un enchastre de sebosas virutas! Ahora no hace falta ser un habilidoso artesano. ¡Llame ya!, y obtenga su réplica hecha en jabón de primera calidad ¡Impermeable 100 x 100!”.

Como esta última cualidad sería difícil de conseguir en una pastilla limpiadora, tiene sentido la escena final de Take the money and run, con Virgill Starkwell y una pregunta clave.


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